
La hidratación de la piel es una de las principales razones por las que muchos de nosotros usamos productos cosméticos, tanto en nuestro rostro como en el resto del cuerpo. Si bien es cierto que para hidratar la piel es necesario aplicar productos que proporcionen agua, este tipo de hidratación externa de la piel es superficial y sobre todo temporal. Hablamos de un «efecto o sensación» hidratante y no de un cambio más profundo y saludable. Te explicamos por qué:
La capa más externa de la piel funciona como una barrera que “repele” el agua. Te preguntarás ¿cómo? Esta capa está compuesta por células muertas embebidas en una matriz lipídica o “grasa” que impiden que el agua aplicada superficialmente llegue a las capas más profundas.
Entonces ¿cómo es que nuestra piel se mantiene hidratada? De varias formas:
• El agua llega al estrato córneo de la piel (la capa más externa) procedente de las capas más profundas del organismo y se le llama “agua transepidérmica”. Una forma de prevenir la perdida de agua transepidérmica, es la aplicación de aceites emolientes. Son aceites que favorecen la suavidad y la elasticidad de la piel y disminuyen la evaporación, por lo tanto ayudan a mantener el nivel de hidratación.
• A su vez, las glándulas sudoríparas liberan sudor hacia la superficie de la piel, ayudando a mantener el nivel de hidratación en estas capas más superficiales.
• Existe sobre la piel un conjunto de sustancias denominado «factor de hidratación natural» que es una mezcla de compuestos que ayudan a retener el agua que se evapora con facilidad en las capas más superficiales.
En resumen, lo más importante es buscar un equilibrio que te permita mantener tu piel hidratada en su totalidad, tomando mucha agua a diario y usando productos que favorezcan a que esa agua se mantenga en tu cuerpo y en tu piel.
Sabemos que no es un tema sencillo, por eso nuestro equipo de científicos está a la orden para ayudarte y evacuar todas tus dudas. ¡Dejanos tus comentarios!
